Finalmente, tras vacilar un par de veces, agarró uno de ellos con sumo couidado.
La niña, a su lado, sonreía y le miraba divertida.
-Esto, en mi pueblo, se lo dan de comer a los caballos- dijo.
El guardia los miró, extrañado. Siguiendo el ejemplo de la niña, partió uno de ellos por la mitad.
Más relajado, partió cada mitad por la mitad, y extrajo las bolitas que había dentro. Tras observarlas un rato, se dio la vuelta y se fue a buscaruna papelera sin rejilla donde cupieran.
La voz de la niña le hizo pararse en seco. Cuando se giró, se encontró a la niña con los brazos extendidos.
- Te dejas las mías.
Y vació un montón de cáscaras sobre las manos enguantadas del guardia.
Luego, se fue corriendo.

Converge. Al fin.
Eureka
2 comentarios:
Jajaja, no se que tiene que ver la historia con ese pedazo de depósito, pero por lo visto lo ibas a poner de todos modos. Converge!!
Que tal te ha salido el examen miguel?
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