domingo, 21 de febrero de 2010

Delirios de grandeza


El joven acarició suavemente su cerveza y miró a su alrededor. Aquél lugar era bastante acogedor. Trofeos y títulos se mezclaban con objetos de estilo retro a lo largo de las paredes. Unos músicos interpretaban una versión libre de "tainted love" al fondo del local y varias mesas a la derecha un grupo de extranjeros, sentados junto a un par de brujas, criticaban varias de las distintas culturas que allí se congregaban.


El ambiente parecía tranquilo hasta que un hombre de mediana edad se alzó de repente y comenzó a gritarle a unos jóvenes que canturreaban y festejaban cerca de él. Los jóvenes replicaron hasta que el hombre, on un severo "THREE TIMES!" y un fuerte movimiento de brazo, los hizo callar. Uno de ellos, sobresaltado, tropezó y empujó a una camarera que llevaba unas cervezas en una cubeta. El joven se fijó que la cubeta era la misma en la que se sentaban las personas en algunas mesas... se preguntó de cuántas formas distinas usarían esas extrañas bandejas...


El joven se alzó y bordeó la mesa donde se sus compañeros se ponían las botas. Barbie días de Bélgica le sonrió mientras escuchaba las historias que contaban. El joven se acercó a la puerta y salió al exterior. Una torre imponente se alzaba frente a él, y, a su lado, un edificio antiguo le hacía sombra. Según le había contado una chica que tocaba el requinto, era la antigua bolsa de la ciudad, y las vallas que la rodeaban tenían un extraño uso para evitar que la gente se suicidase... o algo así.

De repente algo le acarició levemente la nuca. El joven se giró y sorprendido contempló como un elefante rosa le ofrecía un Gofre.




Y sin embargo, te veo

martes, 2 de febrero de 2010

Folio en blanco



Es complicado no caer en lo fácil.
Para aquellos que se sientan, es más fácil permanecer así, que echar a andar. Sentarse y criticar. Juzgar, opinar, permitirse el lujo de creerse capaces incluso de corregir.

Todo ello es más fácil que emprender. Más fácil que ponerse manos a la obra. Sentarse a observar y tirar por tierra las aspiraciones de aquellos que han decidido optar por lo complicado. Con todas las dudas e inseguridades que ello conlleva, claramente.
Los que escriben, dibujan o diseñan, lo llaman páncio al folio en blanco. Miedo a no saber por donde empezar, vacilaciones que se traducen en dejadez. Terror al fracaso, al fin y al cabo.

Resulta más fácil acabar algo ya empezado, mejorarlo, optimizarlo. Escudar los errores y las limitaciones en la convenida creencia de que, partiendo de esa base, se hizo lo que se pudo. Es más fácil alterar los colores de una imagen que crear una nueva, corregir un párrafo o mover unas piezas de sitio, antes que emprender un proyecto de cero.

Resulta más fácil dejarse llevar, más fácil seguir, que guiar.
Resulta difícil pensar.



Mis disculpas a quien esperaran algo diferente. Está ahí, en el tintero, pero la falta de tecnología, ganas y tiempo me ha imposibilitado sacarlo...