jueves, 20 de marzo de 2008

Dos(2)

Un extraño ruido salió del hueco de la pared y en unos instantes emergió un extraño jarrón blanco. Ángel lo recogió con las dos manos y lo llevó a la mesa. Volvió a acercarse a la pared y metió la mano por el hueco. Sacó un sobre grande y marrón y también lo llevo a la mesa. Luego abrió el sobre y sacó una lámina de plástico. La miró detenidamente, asintió, y fijó su vista en el jarrón. Alargó la mano y cogió un pincel de los que había en la mesa.

- Eh, eh, para, para. ¿Se puede saber que haces?- Dijo Alan, que no había dejado de mirarle ni un momento.

- Pintar. Para eso estamos aquí ¿no? El jarrón viene por ese conducto, junto con las instrucciones, y nosotros tenemos que pintarlo. ¿Ves estos pinceles? Están aquí para que pintemos los jarrones. ¿Para qué iban a dejarlos aquí, sino? Deberías levantarte y pintar tú también.

- Y a mí qué me importan los pinceles.-murmuró Alan mientras se levantaba.- ¿cómo se sale de aquí?

- De aquí no se sale. Aquí sólo se pinta. Se come, se duerme, y se pintan jarrones ¿no? Ven, coge esos pinceles y empieza a hacer bocetos, venga.

Alan se levantó y se apoyó en la mesa con las dos manos. Allí había mucho material de pintura. Y muy bueno. Lo sabía porque él había pintado años atrás, y nunca había visto tanta pintura y tantos pinceles juntos. Miró a su alrededor. Las paredes no tenían techo, eran como las paredes de un laberinto, y por encima de ellas se podía ver una gran bóveda. La única forma de salir de allí era el pasillo por el que le habían traído. No se sintió con muchas fuerzas para recorrer esa distancia. Así que cogió un pincel y una cartulina y empezó a dibujar garabatos sin mucho entusiasmo.

- Ángel ¿cómo llegaste hasta aquí? Porque, ¿tú no estarás con ellos, cierto?

- No lo recuerdo,- Contestó, mientras lavaba el pincel en un tarro con agua - y no, no estoy con ellos. Simplemente pinto. Creo que es lo mejor que puedo hacer aquí ¿no?

- Antes has dicho que yo soy tu nuevo compañero. ¿Qué le pasó al anterior?

- Se lo llevaron.

martes, 18 de marzo de 2008

De pájaro


Volvía tarde al nido, cuando oí la música a lo lejos. Al principio me asusté, pues no iba convenientemente ataviado para la situación que podría esperarme, ni para el lugar. Pero pronto reconocí al grupo de personas que festejaban a altas horas de la noche en la calle. Entre ellos, me alegró encontrar al Demonio Piticli en persona, con su habitual sonrisa y su habitual guitarra bajo el brazo. Esa noche cantaba para el resto de demonios, que llevaban libres tres días y tres noches.


La noche que los demonios se liberaron, ardió media valencia. Más cosas ardieron los días siguientes, y no todas ellas fueron bien recibidas. Pero aquella noche no hubo ni pena ni tristeza. La alegría del momento superó con creces los disgustos de los días anteriores, del montaje y de la logísitca. Encontramos a unos compañeros increíbles, tanto encima como debajo de los cuatro tablones que habíamos cargado, y a un grupo de personas que colaboraron para que la diversión fuera máxima.


Fue extraño encontrármelos, pero no dudé en participar, al menos por un rato, en su fiesta improvisada. Bajo la tutela del Piticli acompañe a la música mientras el resto bailaba y cantaba alrededor, llamando la atención de todo el que pasaba por allí, y consiguiendo que algunos se unieran también.


Lo cierto es que no podría haber forma mejor de acabar las noches de fuego.

miércoles, 12 de marzo de 2008

Memoria de la memoria


Hola. Hola. A ver, tu que prefieres. Dejame a mi el experimental si eso ¿ok?. Vale, hago yo los calculos. Bien. ¿Las erre y eses las tenemos? Si , creo que si. De acuerdo. Oye el dibujo del paint lo podríamos coger de otra y pegarlo ¿no?. Si bien, si eso lo retocamos un poco. ¿Tienes las de tu tutora? No, pero tengo estas. Ah muy bien. Esto no me acuerdo, ¿lo hicimos para 100 o para 50? 50, creo, aunque no estoy muy seguro, espera que pregunte. No me salen las gráficas. Cambia la escala. Tampoco. Mira los datos. Estan bien, joder, esque no me sale la gráfica. A ver. Ya está, creo que es así. Vale muy bien. Interlineado de 1,5 acuerdate. Si. 12. Si tambien. Times New Roman. Ajustado. ¿Cómo se ponía lo de arriba? Aha. Bien. Y la rayita con subrayado. Vale. Te lo mando y miras esto que esta aqui en fosforito ¿vale?. Bien. Me voy, mándame lo que lleves y luego sigo. Mándamelos antes de por mañana por la tarde que tengo dos horas libres. Bien. Ellos han puesto que era por otra cosa. Bueno de acuerdo. Vale ¿lo tienes? pásamelo. Ayer no pude acabar mi parte ahora termino espera. ¿Hasta cuando la podíamos entregar? ¿Cómo pongo la tabla en el centro para que no se mueva? Mira me da esto, no se si está bien. Tercera persona, escribe en tercera persona. Es igual ponlo. Eh, deja el messenger, vamos a trabajar. Si ya lo he leído. ¿Tienes folios? Mira lo que me sale aqui, ¿Que hago? Mira esto lo he puesto asi para que luego tu lo mires y si eso lo cambias. Fig__.- El título va en negrita. No me gusta el editor de ecuaciones, cuando acabe la carrera me voy a dedicar a diseñar uno mucho más sencillo. Los del martes me han dicho que esto da igual. Métemelo en el pen y luego lo miro. Mándalo a imprimir. Se nos ha olvidado meter esta parte. La portada, que no se te olvide la portada. Oye hago yo la bibliografía si quieres. Estoy pensando que nesto no se si ponerlo porque no lo entiendo y creo que no es así. Mira he traido esto hecho, pero esta parte no sabía muy bien. Redacta un poco más eso y yo creo que ya ¿no? El número de página. ¿Encuadernamos? Yo no llevo dinero. Creo que ya está. Mierda esto no era asi. Bueno ya da igual entregalo y au. Quizás no se de cuenta. Total no vale tanto. Mamdre mia que justito, la próxima vez empezamos antes... ...¿te has traído la bata? muy bien tu copia que yo me entero. ¿qué hay que hacer ahora?


Había otra imagen, per la gardaremos para un momento mejor...

lunes, 10 de marzo de 2008

Dos (1)

Cuando se despertó, no supo distinguir si estaba despierto o no. No sabía cuantos días llevaba encerrado ahí, o si realmente el sitio era tan pequeño como se imaginaba. Creía que tenía los ojos abiertos, pero no veía nada, absolutamente nada. Se sentó, con dificultad, y esperó con los ojos muy abiertos, buscando una luz. Sabía que la puerta se abriría tarde o temprano. Siempre acababa por abrirse, para traerle comida. Llevaba metido en la oscuridad desde que golpeó a aquellos cabrones vestidos de blanco, y de eso no sabía cuanto tiempo hacía ya. Estaba débil y, aunque dormía mucho, siempre tenía sueño.
La puerta tardó en abrirse, y cuando lo hizo, no entró comida. El hombre que entró en cambio vestía de blanco también y llevaba un arma.

-Levántate, tu periodo aquí ha finalizado. Ponte esto y sígueme.

El hombre le arrojó unas prendas de vestir, y se quedó allí de pie esperando. Él se levantó y se vistió, y lentamente se tambaleó hacia la salida. La luz le cegaba y sus piernas, resentidas, le fallaron mientras salía. De repente perdió el sentido y cayó al suelo.
Le despertó el ruido de los pasos a ambos lados de su cabeza. En un momento recordó todo lo que había pasado y se vio siendo arrastrado por los brazos de dos hombres. Intentó liberarse, pero antes de poder hacer nada estaba de nuevo en el suelo. Oyó a un hombre decir algo, y cuando por fin se puso de pie, se dio cuenta de que estaba a solas en una habitación con un joven que llevaba una camiseta azul.

-¿Quién coño eres tú?- Preguntó.

- Me llamo Ángel y tú debes ser mi nuevo compañero.¿no? ¿Te echo una mano? ¿Cómo te llamas?

- No, calla. Me llamo Alan. ¿Qué mierda es este lugar?

- No lo sé.- Dijo Ángel mientras se apoyaba en la pared junto al hueco.- Pero pasaremos aquí todo el día. Escucha, ya viene.

jueves, 6 de marzo de 2008

Demons from the past


Los demonios del pasado están aquí otra vez. Me acompañan cuando nadie más lo hace, y le dan a mi soledad un ligero cambio de color. Me culpan por mis errores. Les odio, pero tienen razón. ¿Cómo pude ser tan estúpido? Tropecé con la misma piedra por séptima vez, aunque el suelo seguía estando igual de duro como lo estuvo entonces.


Los demonios vienen y se ríen de mí, pero, de alguna manera, me ayudan a recordar. Aunque es duro recordar. Siempre es más sencillo olvidar el pasado.

Traducido con bastante libertad

lunes, 3 de marzo de 2008

Uno(2)

Media hora después, o quizá menos, una melodía de música clásica trató de encubrir el crujido de los cerrojos de la puerta al deslizarse. Y supo lo que tenía qué hacer. Antes de salir por la puerta, se giró y descansó la mirada sobre la cama que había junto a él. Seguía igual de deshecha que el día anterior, igual que lo había estado toda la semana.

Recorrió el pasillo infinito preguntándose si esta vez, por ser su cumpleaños, alguien se acordaría de él. No es que esperara una felicitación o una palmadita en la espalda, una simple mirada o un leve movimiento de cabeza serían suficientes.

Abrió la última puerta y se paró un segundo a mirar a su alrededor. El lugar no era un lugar gigantesco, pero era bastante grande. Era una sala ovalada, iluminada con una luz blanca y azul que parecía proceder de entre las paredes. Por las paredes laterales se escurrían unas escaleras blancas tan finas que parecían enormes hojas de papel grapadas. Frente a él bajaban unos peldaños blancos, para dar paso a una decena de pasillos sin techo, como cuadras, que conducían a unas salas cuadradas del mismo blanco azulado que las paredes. Reconoció en seguida el mismo olor a limpio que le recibía cada día.

Miró a los lados y vio a los dos hombres serios que le flanqueaban. Vestían un traje blanco liso y llevaban puestas unas curiosas gafas de sol blancas. Tras ellos, a su derecha y a su izquierda, aparecieron otras personas como él. Todas ellas iban emparejadas. Se quedaron allí de pie, formando una hilera, esperando. La música se fue dejando de oír poco a poco, hasta que se paró, y todos ellos bajaron simultáneamente los escalones. Cada pareja se metió por un pasillo, y él caminó por el suyo a solas. No había habido felicitaciones ni miradas de complicidad, pensó, aunque tampoco había llegado a creerse lo contrario.

Entró en la sala cuadrada y avanzó hacia el otro extremo. Deslizó la mano por encima de la mesa mientras inspeccionaba lo que había encima. Botes de pintura, pinceles, vasos, un grifo en el centro… Todo aquello empezaba a resultarle familiar. Se acercó a la pared del fondo y esperó junto al hueco oscuro que había a la altura de su cintura. Empezaba a preocuparse por la impuntualidad de la entrega cuando oyó unos pasos que se acercaban por el pasillo. De repente el corazón le empezó a latir muy deprisa y el sudor le resbaló por la frente.

Por el pasillo aparecieron dos hombres vestidos de blanco que arrastraban el cuerpo de un joven por los brazos. El joven, que vestía una camiseta verde y unos pantalones vaqueros, levantó la cabeza de repente y miró en todas direcciones. Acto seguido lo arrojaron al suelo y le dijeron:

-Éste es tu nuevo compañero.