Cuando se despertó, no supo distinguir si estaba despierto o no. No sabía cuantos días llevaba encerrado ahí, o si realmente el sitio era tan pequeño como se imaginaba. Creía que tenía los ojos abiertos, pero no veía nada, absolutamente nada. Se sentó, con dificultad, y esperó con los ojos muy abiertos, buscando una luz. Sabía que la puerta se abriría tarde o temprano. Siempre acababa por abrirse, para traerle comida. Llevaba metido en la oscuridad desde que golpeó a aquellos cabrones vestidos de blanco, y de eso no sabía cuanto tiempo hacía ya. Estaba débil y, aunque dormía mucho, siempre tenía sueño.
La puerta tardó en abrirse, y cuando lo hizo, no entró comida. El hombre que entró en cambio vestía de blanco también y llevaba un arma.
-Levántate, tu periodo aquí ha finalizado. Ponte esto y sígueme.
El hombre le arrojó unas prendas de vestir, y se quedó allí de pie esperando. Él se levantó y se vistió, y lentamente se tambaleó hacia la salida. La luz le cegaba y sus piernas, resentidas, le fallaron mientras salía. De repente perdió el sentido y cayó al suelo.
Le despertó el ruido de los pasos a ambos lados de su cabeza. En un momento recordó todo lo que había pasado y se vio siendo arrastrado por los brazos de dos hombres. Intentó liberarse, pero antes de poder hacer nada estaba de nuevo en el suelo. Oyó a un hombre decir algo, y cuando por fin se puso de pie, se dio cuenta de que estaba a solas en una habitación con un joven que llevaba una camiseta azul.
-¿Quién coño eres tú?- Preguntó.
- Me llamo Ángel y tú debes ser mi nuevo compañero.¿no? ¿Te echo una mano? ¿Cómo te llamas?
- No, calla. Me llamo Alan. ¿Qué mierda es este lugar?
- No lo sé.- Dijo Ángel mientras se apoyaba en la pared junto al hueco.- Pero pasaremos aquí todo el día. Escucha, ya viene.
La puerta tardó en abrirse, y cuando lo hizo, no entró comida. El hombre que entró en cambio vestía de blanco también y llevaba un arma.
-Levántate, tu periodo aquí ha finalizado. Ponte esto y sígueme.
El hombre le arrojó unas prendas de vestir, y se quedó allí de pie esperando. Él se levantó y se vistió, y lentamente se tambaleó hacia la salida. La luz le cegaba y sus piernas, resentidas, le fallaron mientras salía. De repente perdió el sentido y cayó al suelo.
Le despertó el ruido de los pasos a ambos lados de su cabeza. En un momento recordó todo lo que había pasado y se vio siendo arrastrado por los brazos de dos hombres. Intentó liberarse, pero antes de poder hacer nada estaba de nuevo en el suelo. Oyó a un hombre decir algo, y cuando por fin se puso de pie, se dio cuenta de que estaba a solas en una habitación con un joven que llevaba una camiseta azul.
-¿Quién coño eres tú?- Preguntó.
- Me llamo Ángel y tú debes ser mi nuevo compañero.¿no? ¿Te echo una mano? ¿Cómo te llamas?
- No, calla. Me llamo Alan. ¿Qué mierda es este lugar?
- No lo sé.- Dijo Ángel mientras se apoyaba en la pared junto al hueco.- Pero pasaremos aquí todo el día. Escucha, ya viene.
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