viernes, 21 de mayo de 2010

Tan sencillo como dejarse llevar

Respirar, apartar el prosopón, abrir los ojos, volver a respirar y observar a tu alrededor desde una nueva perspectiva más amplia, más íntima, más personal. Es entonces cuando descubres que la confianza existe, que el todo es más que la suma de las partes, y que no se necesitan excusas.

Es como salir a tomar aire después de llevar mucho tiempo bajo el agua y sabiendo que vas a volver a bajar. Saboreas cada segundo y tratas de que sea tal y como lo habías imaginado cuando estabas abajo y los pulmones te aplastaban el pecho. Liberas la angustia y te llenas de alegría y esperanza. El momento, por largo que sea, se te hace efímero, y la bajada como si te lanzaran un ladrillo a la cabeza.

Pero esta vez el ladrillo es de goma y pesa poco, y por dentro, pese a ver como el color del agua se va desvaneciondo poco a poco hacia el negro a medida que alcanzas profundidad, sabes que esta vez no vas a tardar tanto en salir a volver a respirar.


Aún hoy, creen que soy un loco vagabundo...
Abro un libro y me asomo a otro mundo...
Dejadme con mi extraña locura aquí...

domingo, 16 de mayo de 2010

Te odio. Te odio por cómo me miras. Te odio por cómo evitas mirarme.
Por esas veces que tus ojos me dicen que hay algo que quieres decir, y callas.
Por las veces que desearías haberte callado. Te odio por tu cobardía. por tu falta de madurez.
Por tus risas forzadas, tus silencios que conceden la razón, cuando lo que realmente
querrían conceder sería un puñetazo. Te odio por cómo te imaginas, por cómo te exculpas y por cómo te esquivas.
Te odio por hoy y por ayer, y seguro que te odiaré mañana. Te odio cuando no tengo a quién odiar,
y te odio cuando me odian.
Pero sobretodo te odio por cómo sonríes cuando pretendes desaparecer.
Por cómo aprietas los dientes cuando empiezas a temblar. Te odio porque tu risa me dice que sabes,
que desde ese lado del espejo, no hay nada que puedas hacer por cambiar.
Te odio porque sabes que aunque me evites te acabré por encontrar.


Cada vez tengo más fé y menos motivos para tenerla.