domingo, 16 de mayo de 2010

Te odio. Te odio por cómo me miras. Te odio por cómo evitas mirarme.
Por esas veces que tus ojos me dicen que hay algo que quieres decir, y callas.
Por las veces que desearías haberte callado. Te odio por tu cobardía. por tu falta de madurez.
Por tus risas forzadas, tus silencios que conceden la razón, cuando lo que realmente
querrían conceder sería un puñetazo. Te odio por cómo te imaginas, por cómo te exculpas y por cómo te esquivas.
Te odio por hoy y por ayer, y seguro que te odiaré mañana. Te odio cuando no tengo a quién odiar,
y te odio cuando me odian.
Pero sobretodo te odio por cómo sonríes cuando pretendes desaparecer.
Por cómo aprietas los dientes cuando empiezas a temblar. Te odio porque tu risa me dice que sabes,
que desde ese lado del espejo, no hay nada que puedas hacer por cambiar.
Te odio porque sabes que aunque me evites te acabré por encontrar.


Cada vez tengo más fé y menos motivos para tenerla.

No hay comentarios: