- ¿No vienes, no?
- No.
- ¿Estás seguro? No puedes quedarte aquí , Alan, lo sabes ¿no?, va contra las normas.
- ¿Qué más da? Me estarán esperando ahí abajo, al menos así les hago subir a por mí.
- ¿Por qué dices eso, Alan?- preguntó Ángel, aunque ya sabía la respuesta.
- Es culpa mía.- Alan hablaba sin levantar la vista del suelo.- Todo lo que pasó ayer. Fue por mi culpa. La cogieron a ella, y hoy me cogerán a mí. Le contesté Ángel. A estas horas ya habrán encontrado la nota.
- Eso no lo sabes ¿no? ¿De verdad te arriesgarás a quedarte ahí sentado? Si lo haces, seguro que vienen a por ti ¿no?, eso no lo dudes.
Alan se mantuvo callado, con los labios apretados.
-De acuerdo, yo me voy, no vaya a ser que llegue tarde.- dijo Ángel, y se fue.
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