-Un café con leche fría.- dijo el chico.
-Ehm.. si, voy.
El joven se dio la vuelta, cogió el cacharrito negro, lo metió bajo el frasco de café molido, lo giró y le dio un golpecito. A continuación lo introdujo en la máquina enorme.
-No no no no... No.- dijo el viejo mientras se acercaba rápidamente desde el otro lado de la cafetería- Tienes que darle dos golpecitos, ¿Ves? Dos. Así.
-La leche fría-Se oyó desde detras de la barra.
El joven cogió el cacharrito y le dio dos golpecitos. Se dispuso a incrustarlo de nuevo en la máquina.
-No, no no... a ver. Los golpecitos rápidos, así. ¿ves?
-Que la leche sea fría ¿eh?- dijo la misma voz.
El joven recogió el cacharrito otra vez y vaciló. El viejo lo "miró" y le arrebató el cacharrito. Lo rellenó rápidamente. Antes de que acabara de enroscarlo en la máquina ya estaba pidiéndole unas con tomate a María. El joven se quedó mirando como salía el chorrito de café, como si no hubiera otra cosa en el mundo.
- Leche fría.- repitió el chico.
El jovén esperó, recogió el vaso y se colocó unos pasos más a la izquierda. Por un momento pareció que su mano recogía el brick de leche del tiempo.
El chico se apresuró por el pasillo. De nuevo llegaba tarde a clase. Antes de entrar, pasó por el cuarto de baño a rellenarse el vaso de agua fría.
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