jueves, 14 de febrero de 2008

Mañana, cualquiera



-Un café con leche fría.- dijo el chico.

-Ehm.. si, voy.

El joven se dio la vuelta, cogió el cacharrito negro, lo metió bajo el frasco de café molido, lo giró y le dio un golpecito. A continuación lo introdujo en la máquina enorme.

-No no no no... No.- dijo el viejo mientras se acercaba rápidamente desde el otro lado de la cafetería- Tienes que darle dos golpecitos, ¿Ves? Dos. Así.

-La leche fría-Se oyó desde detras de la barra.
El joven cogió el cacharrito y le dio dos golpecitos. Se dispuso a incrustarlo de nuevo en la máquina.

-No, no no... a ver. Los golpecitos rápidos, así. ¿ves?

-Que la leche sea fría ¿eh?- dijo la misma voz.

El joven recogió el cacharrito otra vez y vaciló. El viejo lo "miró" y le arrebató el cacharrito. Lo rellenó rápidamente. Antes de que acabara de enroscarlo en la máquina ya estaba pidiéndole unas con tomate a María. El joven se quedó mirando como salía el chorrito de café, como si no hubiera otra cosa en el mundo.

- Leche fría.- repitió el chico.

El jovén esperó, recogió el vaso y se colocó unos pasos más a la izquierda. Por un momento pareció que su mano recogía el brick de leche del tiempo.

El chico se apresuró por el pasillo. De nuevo llegaba tarde a clase. Antes de entrar, pasó por el cuarto de baño a rellenarse el vaso de agua fría.

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