
Cuando todo esté dicho
bajarán los buitres, volando en círculos,
para debatir, de forma educada,
un reparto equitativo y justo,
de nuestras miserias olvidadas.
Será el momento de desvelar
si realmente era cierto
que no había nada que perder,
pues nada hubo en un principio
y sobre ella,
todo se construyó.
Mientras tanto,
corren despacio los vientos,
y dejan caer, o pierden,
pequeños trozos de cristal,
para guiar a los más extraños.
La fragilidad de la palabra fue tal,
que extayó sin pronunciarse,
pero hirió mucho más,
en su silencio
Lo dijeron todos, lo gritaron,
lo anunciaron durante días,
y a pesar de ello, se fugaron,
y dejaron, atada a un recuerdo,
una bola de papel,
con sus sueños garabteados