lunes, 8 de septiembre de 2008

Relativo a Alberto

Llevaba una borrachera de aúpa. Desde que empezó la boda no había hecho mas que beber. Que si cerveza, que si vino, chupitos, cubatas, aguardiente... Me había quitado la corbata y la chaqueta para meterme en el coche, y al poco rato de estar en la carretera, me vi las típicas luces verdes que bloqueaban el camino.

Una vez estacionado el vehículo, uno de los agentes me hizo señas para que bajara la ventanilla. Yo, extrañado, la bajé.

-Disuclpe señor, le voy a hacer una prueba reglamentaria de alcoholemia. ¿Ha bebido usted alguna sustancia alcohólica?

-Si señor.-Respondí sinceramente.

-Vale, de acuerdo señor. ¿Esta usted borracho?

-Como una cuba, agente.

-Muy bien señor, si es usted tan amable, ¿podría soplar por aquí y mantenerse soplando hasta que oiga un pitido?

-Por supuesto.- Acepté gustosamente.

Al soplar, el aparato empezó a marcar una serie de números rápidamente y a pitar varias veces. Seguramente me lo habría cargado, pues poco más y sale en llamas.

El agente sacó una libreta del bolsillo y comenzó a escribir al tiempo que me decía:

-Señor, le voy a multar a usted con una multa de... ..

Yo, en un momento de lucidez, le interrumpí y le contesté (alargando las sílabas dada mi condición):

-Señor agente, no se si se habrá fijado. pero.. Mi mujer, aquí sentada a mi derecha, es inglesa. El coche en el que ambos estamos viajando es inglés, y yo, aquí sentado... no estoy conduciendo!

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